IN RIBUS FABULIS
EL VAMPIRO FRONTERIZO
El sol pica donde debe o puede picar, la sombra me hace sentir tibio, las rodillas pasan a ser un tipo de termómetro biológico. Un restaurante de media en Mexicali, Baja California. No tengo una mínima idea de la hora que pueda ser, sin ningún parecido a ese invierno de dos contrastes, ni mucho menos al horno gigante que nos regala el verano; en medio de todo, pero al mismo tiempo entre la nada.
Las paredes rojas color sangre parecen estar recién pintadas, las botas cocidas en piel de armadillo huelen a piel de víbora y se sienten como si fueran de cocodrilo. Comiendo tacos de carne muy seca; acompañados de una salsa muy fría. Eso es lo que merezco. Mejor observo fijamente el cuadro que se tiene colgado en el lugar, donde se plasma a un indio en su petate, típico, sin hacer nada.
No sé si ir a ver esos rizados que se ven muy bien, donde el aroma se pierde entre todo ese desastre de cabellos. Voy teniendo pensamientos encontrados, como aquel cactus plantado en una maceta.
Hoy tengo que hacer un trabajo, no tolero la música de la “Banda el Mexicano”.
CIUDAD
La ciudad se presume así misma una y otra vez, las calles semi vacías desprenden olores fétidos por el agua que mal pasó. Un foráneo vomitando, las quimeras escondiéndose de la ley, los zombis de cebada siguiendo la línea. Hoy fueron tres veces que me topé con tres monedas de cincuenta centavos; no creo en los presagios, creo en el cantar de las palomas y en los nuevos vagabundos que les falta ensuciarse más. La ciudad me da la bienvenida y la llave para entrar; se encuentra en mi cabeza.
—¿Cómo vergas le haces para ver cosas que todavía no pasan?
—Un amigo gitano, alguna vez me dijo que su gente siempre terminaba completando oraciones ajenas con lo más común que querían escuchar, por qué para saber o manejar la verdad; tienes que ser un buen mentiroso, aunque te canses de las consecuencias, mi estimado.
—Pinche salud por eso, pinche Lemus.
—La única manera de que esta ciudad este en calma es que esta no esté en calma mi Don, meta vergazos para calmar otros vergazos que quieran salir.
—Así no era antes…
— Pues es lo que ustedes dejaron ser, pensando que seguía siendo lo mismo, sin pedos, con quejosos suavecitos llenos de putas excusas, el hombre es un animal, sino saca los mocos con una morra, saca el sudor de la cerveza a puros vergazos con otro pendejo hambriento de los mismos.
“La ansiedad elige las uñas que desea morder”.
LA JERGA DEL LOCO
Me acordé de ese loco que se presentó en aquella junta; un sujeto serio, un tipo un tanto misterioso, se notaba que traía una resaca de la más fuerte. Se encontraba recuperándose de una bronquitis muy fuerte que le había dado. La reunión fue algo que se postergó, no se tenía mucho de qué hablar, pero sí de que discutir, era un asunto serio, un asunto que a todos nos importaba. En el discreto lugar se encontraban los altos funcionarios del estado, como también algunos altos mandos de las células delictivas, para ser un tanto especifico, los que se dedicaban a rendir tributo a manejo de personas que se dedicaban al sexo servicio en todas sus índoles o giros.
Este dijo sin dar tanto preámbulo, bajo un silencio de los presentes que parecía ser un ruido sin final, el sujeto elevó su voz.
“La única manera de poder controlar los instintos más bajos de las personas, es poder construir un canal de desahogo que naturalmente se ha convertido desde tiempos no calculados, en una necesidad. La iglesia católica, como algunos otros grupos moralistas, han intentado dilatar de manera muy poco fortuita estas prácticas, sin éxito. El fin es evitar situaciones que desencadenen actos poco precarios y muy lamentables, como el incesto, las violaciones y demás. No se puede controlar el más bajo instinto del ser humano, solamente se canaliza.
FIN