EL NUEVO HERODES
1961, Unión Soviética, en alguna ciudad que se parece a otra. La pared era de un pálido color verde, los muebles pintados de un café sombrío, parecía existir una neblina en el ambiente, pero no era más que la niebla de la mañana que quedó encerrada en ese viejo auspicio burócrata. Petra se encontraba tecleando en la máquina de escribir, como cada mañana y como cada parte de la tarde. Sin embargo, el excelentísimo general Curtovich se asomaba desde su oficina cargando una ansiedad de extraña causa o razón alguna. En las primeras horas del día, exactamente a las nueve de la mañana; el general salía de su oficina y sacaba su Makarov de 9 mm para de inmediato cortar cartucho. Este se posicionaba detrás de Petra, apuntándole en la nuca, de lunes a viernes pareciendo ya una rutina mortífera. Cuando sucedía, esta última dejaba de teclear y el silencio del lugar se ponía a bailar con la niebla antes mencionada. Al primer sol...