EL VATO DEL UBER “EL ESGUINCE DEL PERRO”
Hablando de sanguijuelas sin conciencia, la mera verdad es que la mayoría de la gente así es. No saben hasta cuándo pueden mamar, o no saben por qué lo hacen, o simplemente es pura necesidad. Como aquel niño con fijaciones fálicas-orales que este sentía cuando iba a tomar a los bebederos del colegio y se acordaba de lo que hacía su mamá con los vatos que esta metía a su casa. Sí, otro pinche paciente con las tripas en la cabeza y el cerebro metido en algún cajón del clóset de su ingenua ex novia. Son directrices, que se vuelven distraídas al querer encontrar un punto fijo, como cuando un sujeto está probando la fruta prohibida de la vieja que le gustaba y le dejó de gustar un día que la invitó a comer ceviche ; en algún restaurante de moda que se hizo famoso por las redes sociales. Rodrigo se encuentra esperando a su vendedor de droga, no hay nada en su bolsillo, más que dinero robado por hab...