LA ROBIN

 

 


 
 

Dos de la mañana, calle Villagómez cruz con alguna otra maldita calle de la ciudad de Monterrey. Un sastre de la otra calle del primer cuadro urbano verifica cuidadosamente un largo pedazo de piel, del cual cuenta con un sinfín de imperfecciones que este no puede dejar pasar. Nada es perfecto por efecto, por eso mismo uno debe cortar donde no se vea el error o lo descompuesto.  

 
 

¿Qué pensaría José Trinidad Villagómez de su nombre puesto en esta calle? Repleta de bodegas que guardan activos capitalistas de algún soberbio comerciante. Uno que otra casa acondicionada para ser el ocaso futuro de un negocio en quiebra. La arquitectura industrial de estas estrechas y largas casas son tan simples como el desquiciado nivel de codicia que algunos empresarios de aquellas épocas tuvieron.  

 
 

Cierro los ojos dentro de una panadería abandonada. Al fin de cuentas una casa-habitación de casi doscientos años de antigüedad; en seguida a ello, abro los ojos, pero extrañamente aun con los párpados cerrados. El cielo padece de un color rojizo y logro ver el humo salir del Parque Fundidora. Siento que puedo respirar un poco mejor, como si mis pulmones fueran nuevos. En eso, de repente se aparece a un lado mío el General Bernardo Reyes con un niño en su regazo. Al parecer ha de ser el maestro Alfonso Reyes al que trae consigo. En ese instante, el generalísimo extiende su mano para apuntar con su meñique a un mascarón (si, aquellas caras que ves postradas en las fachadas de las antiguas casas). 


Mascarón - Wikipedia, la enciclopedia libre

 
 

Desperté. 

 
 

Jueves 20 de febrero del 2020 

 
 

Pongámosle de nombre Alicia, digamos que tiene veintiún años de edad, aunque la verdadera edad es menor o puede ser mayor. Así es ella, jugando con su scooter en algún parque de su colonia como toda una pro, subiendo cerros peligrosos y tenebrosos sin tomarse fotografías para presumir en su Instagram donde solamente tiene como veinticuatro amigos. Alicia mira fijamente la pared y no hay nada que ver en ese vacío, pero sí una cierta inmensidad de odio que se ha echado a perder dentro de ella. Un rencor olvidado pero que se aparece periódicamente en sus pensamientos recurrentes que se boicotean por sí solos.  

 
 

Su progenitora gimiendo de placer desde otra habitación con alguien que no es su padre y no deja de verle la entrepierna cuando este desconocido llega con su perfume barato y sus botas desgastadas cada tarde. Su padre biológico, ignorando sus mensajes de texto por estar ocupado en forjar correctamente su matrimonio, y no como el fallido donde Alicia fue el producto del mismo.  

 
 

Sigue ahí, aquella pared vacía, ante una dolorosa inmensidad. Los callos que el scooter provocó en sus manos, acarician la suave piel de sus muslos mientras se traga sus lágrimas.  

 
 

Jueves 27 de febrero del 2020 “Las bragas” 

 
 

Enciendo mi cigarro con temor a que el viento lo apague entre mis manos. Guardo el encendedor dentro de mi caja semi vacía de cigarrillos. Creo que estoy fumando mi cigarro número diez, no sé, puede ser el número once o nueve. Mi necesitad de estimulación no se pone exigente. Las luces rozan la oscuridad y organizan el modus operandi de esta selva de concreto que se dice ser civilizada.  

 
 

Sé en donde se encuentra la violencia, por eso mismo mi pedazo de cristal con metal hace ruido y vibra para darme letras construidas por megabytes; conducidas por una señal invisible. El dios del internet pasa desapercibido, a nadie le importa. Unos ladrones con pelucas se jactan del botín, estos reunidos en un Bar en donde únicamente ellos se entienden. Sus risas andróginas muy forzadas se hacen escuchar bajo canciones de divas que fueron amadas en los ochentas y olvidadas en los noventas. Se sabe bien que estos ciertos transexuales se la pasan acosando borrachos para manosearlos y tratar de quitarles carteras, dinero, relojes, anillos o etcétera. Usan de muchos elementos persuasivos para poder manejar la aparente pobre inteligencia de sus víctimas.  

 
 

Alguien baja la luz del lugar, es ahí cuando entro y le doy una calada a mi cigarro. La luz del mismo tabaco encendido se hace ver entre la oscuridad. Uno de los transexuales grita con una voz gangosa, pero a la vez forzada y afeminada —¿Eres  verdad?—. 

 
 

Los hombres de pelucas y perfumes clonados se levantan de la mesa, en seguida estos encienden las lámparas de sus celulares móviles para tirarlos al piso y poder saber dónde estoy. Sin embargo, desabrocho mi abrigo de nailon color negro, con la facilidad de moverme y con el fin de neutralizarlos uno por uno. De inmediato y sin batallar, todos caen con ayuda de mi retráctil o bastón policiaco.  

 
 

¡Ya estuvo bueno! —grité con mi grave voz mientras el dueño del bar encendió la luz del lugar— ¡No más de sus mamadas, pinches quimeras! 

 
 

Me retiré del lugar y abroché nuevamente mi abrigo. 

 
 

Horas más tarde y después de patrullar los senderos que no cuentan con luz mercurial. Llego a mi casa, me quito mis guantes de cuero, lavo mi cara con agua tibia y para finalizar, en un vaso me tomo un jugo de limón, pero con hielos y un poco de sal. Es hora de dormir, son casi las cuatro de la mañana. Tengo que ir a mi trabajo normal.  

 
 

Me levanto, puedo ver la luz de la mañana entrando a mi ventana. Verifico mi camisa y logro notar la mancha de sangre que evidenció un picahielo sobre mi costilla. Debido a eso casi me desvanezco en el frio baño de mis aposentos. Creo que los tiempos me están consumiendo, pero no me están acabando. Creo que en parte tiene razón mi maestre de la logia. Debo buscar ayuda del quien será mi reemplazo.  

 


 

2 de marzo del 2020 “La coincidencia” 

 
 

Fumándome un cigarro mientras observo el panorama corporativo de Monterrey, pero en realidad necesito dormir un poco más, se sabe muy bien que la falta de sueño provoque que la mayoría de las personas terminen siendo pesimistas.  

 
 

Entonces escucho unos pasos suaves discontinuados y noto que son de una mujer, mejor sigo viendo fijamente el cielo gris con sus tonos extraños que me hacen dificultar si es el smog o es la polución, en cada caso cada quién tiene su versión.  

 
 

—¿Tienes lumbre? 

 
 

—Si… toma, tu enciéndelo. 

 
 

—Gracias… Parece que esta fresco, pero no lo está ¿verdad amigo? 

 
 

Ajam 

 

 

(Silencio incómodo de casi cínico minutos) 

 
 

 
 

—Bueno parece ser que no quieres platicar… 

 
 

—Disculpa, no, no, es que como que no ando en mi mood. Tengo un mes enojado conmigo mismo. 

 
 

—Yo he tenido como unos veintidós años así, o sea, casi toda mi vida. 

 
 

—¿Trabajas por aquí cerca? 

 
 

—Si. 

 
 

Las pláticas se volvieron esporádicas, porque cuando conoces a una persona y esta te empieza a platicar de su vida. Esta misma y de forma invisible se construye a tu modo, a tu manera o a la forma que la otra parte piensa del “como debe de ser.”  

 
 

—Entonces eres un justiciero nocturno, mi amigo fumador. 

 
 

—Me dan risa las preguntas que parecen exclamaciones o viceversa.  

 
 

—A mí me das risa tú y tu humor negro, agrio. Así era uno de los novios de mi mamá, recuerdo fue muy bueno conmigo. Pero mi ma lo trataba muy mal, nomás porque si, nomás porque él era bueno conmigo. 

 
 

—Por eso vives sola, una chica de tu edad debería estar todavía cerca de su madre. A veces, nos hacemos los fuertes con nuestros propios dolores, pero luego sigue la otra etapa que se construye en pura presunción de las heridas, de solamente enorgullecer lo que te hizo daño, hasta él casi llegar a ponerle una marca registrada. 

 
 

—Que sutil eres… 

 
 

—Otra cosa, no uses palabras rebuscadas cuando te pongas nerviosa. Sé más clara, no le hagas perder el tiempo a la conciencia de otra persona. Por ahora ten esta tarjeta, este hombre es maestro en artes marciales mixtas y creo que por ahora solo estarás haciendo algo de eso, no sé, creo que tengo cierta idea que eres buena atleta. Esta tarjeta es de pura capital, es una American Express, en si no soy el dueño, y realmente no es mi dinero. Es de alguien que vive muy cerca de esos cerros que ves por allá y que sabe quién eres . Este número que te voy a dar es de alguien que maneja un Uber; pero siempre andará trabajando cerca de donde estas. Es un completo imbécil, no le hagas mucho caso, aunque es bueno para manejar. Acuérdate: no pólvora, no fríos.  

 
 

—¿Es el loco que me dijiste que metió el coche al Rio Santa Catarina y cruzó siete kilómetros? 

 
 

—Si, es ese… pero ahora te pregunto a ti ¿Estás segura? 

 
 

—Se que alguien debe salir en las noches a cuidar de alguien, si estoy segura. 

 
 

 
 

 
 

24 de abril del 2020, El Golpeador. 

 
 

“Me estoy enamorando hoy de ti, desesperadamente” 

 
 

 
 

Luis, así pongámosle a este sujeto, se encuentra en el Sanchos Bar echándose un daiquiri, solitario, con manchas en la cara y uno que otro grano saliéndole del cuello. La mayoría de la población no sabe que tiene una enfermedad silenciosa y aun así les vale tres kilos lo que suceda o le haga a los demás.  

 
 

Mientras este se toma su daiquiri, las ofensas que se escuchan en su cabeza no lo dejan en paz, el doctor fue muy claro en decirle que esa roña se le está yendo para el cerebro. Sin embargo, a la gente le gusta vivir sin preocupaciones y se enorgullece de sus propias sandeces. 

 
 

Otra vez, al sujeto lo miramos fijamente bajo aquella elegante lámpara, fumándose un cigarro y dándole sorbos a esa bebida de ginebra con menta. Es un acosador de primera, acomodado, nacido en cuna hecha de plata, de grandes relaciones políticas que lo defienden y lo bañan de aquella impunidad que caracteriza a nuestra sociedad. 

 
 

Una de las acciones más inmundas que este sujeto realiza; se trata en amenazar cuates que llevan a sus esposas a este bar para después subirlas al Hotel Sheraton Ambassador. De esa manera es como se maneja y no es que únicamente quiera desquitar su libido con mujeres ajenas, sino también de alimentarse del enojo, tristeza e incertidumbre de los maridos. Al final de las noches este llega a su casa en la parte más alta de la Colonia San Jerónimo, pone de nueva cuenta aquella canción que pide poner en el bar que frecuenta; “Me estoy enamorando… hoy de ti, pero perdidamente”. La letra de esta pieza musical interpretada por la banda texana llamada “La Mafia” se hace escuchar. Su esposa apenas se había curado de los pómulos cortados por los mismos huesos de su cara. Este psicótico de mierda siempre espera a qué se cure para poder romper de nueva cuenta a la mujer que dice ser su muñeca. 

 
 La Mafia - Me Estoy Enamorando (Cover Audio) - YouTube



Noches después… 

 
 

La mal llamada muñeca como le llama, ya está lista para merecer, según él. Pero los mensajes de un grupo de ayuda se hacen escuchar. La comunicación es más fiable cuando las injerencias colapsan en medio de la coincidencia. El sonido del scooter se hace escuchar a la media noche. Sí, la chica de esta historia se acerca a un coche que espera por ella. El chofer es un bravucón que trabaja de medio tiempo como Uber, este hace lo se tiene que hacer para poder ver su depósito hecho en su cuenta. 

 
 

—¿A dónde vamos? 

 
 

—Vamos a donde tengamos que ir, la dirección ya está puesta en tu GPS. 

 
 

—¡Ah ja ja! Este loco sabe que escogió muy bien. 

 
 

—Cállate por favor y maneja. 

 
 

Regresando a San Jerónimo, el psicótico se encuentra listo para poder hacer de las suyas con su esposa, después de hacer lo que tenía que hacer con una de sus amantes. De repente, escucha unos sonidos en la cocina integral de esta casona y en alerta, este se dirige para poder verificar lo sucedido. 

 
 

¡Poom! 

 
 

Le llega un golpe en la nuca ¡Es hora de que el loco sepa que está loco! —la chica compacta el retráctil al ver que el golpeador cae rendido hacia el suelo— ¡Es hora de jugar! 

 
 

¡No sabes con quien te metes! —el maniático gritó de forma amenazante— ¡No, ni  sabes con quien te estas metiendo! —la chica con su tapabocas de color negro distorsionaba su voz— ¡Es hora de que aprendas a curar las heridas de los fantasmas! 

 
 

El sujeto alzó un cuchillo que encontró en el suelo y empezó a magullarse los brazos. La mujer de edad joven que irrumpió su casa se queda tranquila mientras en sus adentros le da la razón al hombre que la metió en esto: “Algunas personas necesitan suicidarse para poder salir de las crisis que les hacen a los terceros”.  

 
 

La chica se retiró de este teatro llamado hogar, dirigiéndose hasta la esquina en su scooter para poder llegar hasta el coche que esperaba de ella. Hoy se hizo justicia. 

 
 

 
 

7 de marzo del 2020 

 
 

Puente Atirantado 

 
 

—¿Crees que soy una chica como esa del tatuaje de dragón? 

 
 

—No… fíjate que lo más gracioso es que esa historia es verídica, pasó en Suecia. 

 
 

—Si verdad, la verdad, verdad… entonces 

 
 

La chica se me acercó e intento darme un beso… sin embargo la alejé de mi rostro y de mi cuerpo mientras ella estiraba mi camisa y termino dándome unos golpes en el pecho. Volteando su mirada y sacando unos suspiros de dolor como si fuera a llorar, me exclamó. 

 
 

—¡¿Qué quieres de mí?! ¿Crees que deje que me aprovecharas de ? ¡No! Yo me acerqué a ti porque me gustas, porque te vi ahí, solo fumando cada tarde, solitario, sin necesidad de nadie… ¡No dejo de pensar en ti! 

 
 

—¡Basta! Yo ando en otra parte que a ti no te interesa, yo solamente tengo carne y huesos para una mujer que ahora está lejos de  y quiero que regrese. En serio, perdona si lo viste o sentiste diferente. Esto solamente fue por qué esta ciudad necesita de un ente. De un vigilante, uno de verdad. Uno neutral. 

 
 

—Tu eres suficiente, me han contado de ti, de lo que hiciste con todos esos pinches locos…. 

 
 

—El tiempo no perdona, allá afuera hay mucho loco… 

 
 

En alguna parte de la ciudad… El llamado «Colgador», le gusta colgar gatos en los patios ajenos, arrancarle las patas con vida a los perros, además disfruta de ver niñas en redes sociales. Hoy el «Colgador» se encuentra como si nada en sus aposentos, esperando escuchar un ronroneo o un ladrido. 

 
 

—Existe mucha gente, muy pero muy enferma, con sed de poder esparcir su mierda… mira estos documentos que me llegaron, mira los perfiles, no estoy mintiendo. 

 
 

En alguna colonia abandonada por dios y por el cabildo, existe una chica que le dicen “La Botánica”, esta fue expulsada de la Facultad de Ciencias Químicas. Obsesionada con los venenos transparentes que los forenses no pueden detectar. Feminista extremista, se dice que castró a un niño por diversión cuando estuvo haciendo prácticas. Cuenta con un largo negocio de bebidas y polvos que se las vende a señoras trastornadas para provocarle paros cardiacos a sus esposos o muertes extrañas a sus propios hijos. Ella se carcajea mientras se mete una botella en sus partes íntimas 

 
 

—Nosotros estamos aquí, nos despabilamos en las noches para poder cazar y vigilar a esos locos de mierda…  

 
 

En algún pueblo a las afueras de esta ciudad, existe un hombre que le gusta cortar pollo en ocho piezas solamente por el gusto de hacerlo. Fue encarcelado por que se le descubrió que gustaba machucarle los dedos de los niños mientras les grababa video. Después de este trabajar todo el día el único trabajo donde lo aceptaron; cómo pollero. Se dedica en las noches a quitarle el papel a popotes de plástico. Compra a miles… 

 
 

—Nosotros necesitamos ser héroes, para aquellos villanos. Entiéndelo  

 
 

 
 

 FIN